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La investigación del profesorado. Borja Hontañón.

Sin Investigación, no hay avance.

Sabéis por qué me he animado a hacer este curso… porque creo en el poder del profesorado para sentar las bases de una sociedad mejor, creo en el papel de los maestros como unos de los pilares básicos para “educar” a los futuros ciudadanos de este pequeño planeta. Pero una cosa tengo clara, no creo en el profesor que no reflexiona en el aula, no creo en el maestro que no se autoevalúa y no creo en el profesorado inmóvil e indiferente a nuestra sociedad. Y para ello necesitamos INVESTIGAR que ocurre en nuestros colegios, en nuestras aulas y en nuestro discurso como profesores. Sin investigación, no hay avance.

Os dejo con el cuento que me mostró el poder del MAESTRO, disfrutadlo.

 

TE CUENTO UN CUENTO EN LA ESCUELA

Una vez un niño fue a la escuela y era bien pequeño. Y la escuela era bien grande, pero cuando el niño vio que podía ir a su clase directamente desde la puerta de afuera, él se sintió feliz y la escuela no le parecía tan grande, así. Una mañana, cuando él hacía poco que estaba en la escuela, la maestra dijo: -"Hoy vamos a hacer un dibujo". "Bien", pensó él. Y a él le gustaba dibujar. Y podía hacer todas las cosas, leones, tigres gallinas y vacas, trenes y barcos y tomó su caja de lápices y comenzó a dibujar. Pero la maestra dijo: "¡Esperen! no es hora de comenzar". Y él esperó hasta que todos estuvieran prontos.

-"Ahora- dijo la maestra- vamos a dibujar flores". "Bueno". -pensó el niño, y a él le gustaba dibujar flores. Y comenzó a hacer bonitas flores, con lápiz rojo, naranja, azul. Pero la maestra dijo: "¡Esperen, yo les mostraré cómo se hacen!". Así -dijo la maestra-. Y era una flor roja con tallo verde. "Ahora sí", dijo la maestra. "Ahora pueden comenzar". El niño miró la flor de la maestra y luego la suya, y a él le gustaba más su flor que la de la maestra. Y no reveló esto. Simplemente guardó su papel e hizo una flor como la de la maestra, roja con el tallo verde.

Otro día, cuando el niño abrió la puerta de afuera, la maestra dijo: -"Hoy vamos a trabajar con plastilina". "Bien" -pensó él, y podía hacer todo tipo de cosas con plastilina: víboras, muñecos de nieve, elefantes de rabitos, autos y camiones. Comenzó a apretar y amasar la bola de plastilina.

Pero la maestra dijo:- "¡Esperen, no es hora de comenzar!" Y él, esperó hasta que todos estuvieran prontos. "Ahora -dijo la maestra- nosotros vamos a hacer una víbora". "Bien", pensó el niño. A él le gustaba hacer víboras. Y comenzó a hacer unas de diferentes tamaños y formas. Pero la maestra dijo: "¡Esperen, yo les mostraré como hacer una víbora larga!". Ahora pueden comenzar. El niño miró la víbora de la maestra, entonces miró la suya, y a él le gustaba más la suya que la de la maestra, pero no reveló esto. Simplemente amasó la plastilina en una gran bola, e hizo una gran víbora como la de la maestra, que era una víbora larga.

Así, y luego, el niño aprendió a esperar, y a observar y a hacer las cosas como las de la maestra. Y luego él no hacía las cosas por sí mismo. Sucedió que el niño y su familia se mudaron a otra casa, en otra ciudad, y el niño tuvo que ir a otra escuela. Esa escuela era mucho más grande que la primera, tenía puerta afuera, pero para llegar a su salón, el niño tenía que subir unos escalones y seguir por un corredor largo.

Y justamente el primer día que él estaba allí, la maestra dijo:- "Hoy vamos a hacer un dibujo". Bien, pensó el niño, y esperó que la maestra le dijera qué hacer. Pero ella no dijo nada, apenas andaba por el salón. Cuando se acercó al niño, ella dijo:"-¿Tú no quieres dibujar?". -"Sí" -dijo el niño- "pero ¿qué vamos a hacer?". -"Yo no sé hasta que tú no lo hagas"- dijo la maestra.-"¿Cómo lo haré?"- preguntó el niño. -"¿Por qué?"- dijo la maestra -"De la manera que quieras"-. -"¿Y de cualquier color?"- preguntó él.-"De cualquier color"- dijo la maestra; -"si todos usasen los mismos colores e hicieran los mismos dibujos, ¿cómo se podría saber quién hizo que y cual sería de quien? -"Yo no se",- dijo el niño, y comenzó a hacer una flor roja con el tallo verde.

 

1 comentario

Laura -

Como en todo, gracias a alguien, a sus conocimientos, descubrí que este tipo de historias o cuentos que siempre me han gustado emplean un tipo de razonamiento abductivo, frente al inductivo y el deductivo; captan nuestro interés y te invitan a reflexionar, descubriendo nuevos modos de pensar aquello que ya habíamos pensado, nuestras certezas, con lo que nos enriquecen al abrir y ampliar nuestro arco de percepciones y perspectivas.

Como el cuento de “Amor y Locura”, ¿te acuerdas? Lo descubrí gracias a ti y a un profesor de Magisterio.

Y como historias más populares, pero que también te hacen pensar, sobre todo cuando te dan la respuesta. Como por ejemplo, la siguiente:

Estás conduciendo tu coche, huyendo de un huracán, una situación de vida o muerte. Pasas por una parada de autobús donde se encuentran tres personas esperando a que alguien les ayude:

1. Una anciana que está muy enferma y si no se la lleva a un hospital, morirá.
2. Tu mejor amigo, que te salvó la vida una vez.
3. El hombre o la mujer de tus sueños.

¿A cuál llevarías en el coche si sólo tienes sitio para un pasajero?

De entre las respuestas que se le podrían ocurrir a cualquiera, estarían, por ejemplo: podría llevar a la anciana, porque está muy enferma; o podría llevar a mi mejor amigo, que me salvó la vida una vez; o llevo al hombre o mujer de mis sueños, mi media naranja.

Pero ahí va una respuesta, que es la que te hace plantearte algunas cosas, sobre todo si no es a la que has llegado: \"Le daría las llaves del coche a mi mejor amigo, y le pediría que llevara a la anciana al hospital, mientras yo, me quedaría en la parada de autobús con el hombre o la mujer de mis sueños\".

Gracias por el cuento, he disfrutado leyéndolo… y reflexionando.